jueves, 2 de marzo de 2017

Libro de Isaías. Profeta Isaías en el Antiguo Testamento.



"Mi alma te anhela de noche". Isaías 26, 9.

Al leer este libro, uno va sintiendo cuatro temas a los que se puede referir el profeta. ¿Sería él consciente de todo ellos?. Esta duda es precisamente lo que convierte la experiencia de leer la Biblia en algo tan apasionante.

Por un lado, como lectura más evidente, está la lectura histórica. Se trata del pueblo de Israel: luz, decadencia, abandono, derrota, sufrimiento, oración esperanzada en Dios para salir del dolor...

Los cristianos también podemos leer, gracias al don de la Fe, el texto como referido a Jesucristo. Y se ve al Señor: luz, sufrimiento, oración esperanzada para salir del dolor...

Y se puede seguir. Y vemos a la Iglesia: luz, decadencia, derrota, sufrimiento, oración esperanzada para salir del dolor...

Pero además cualquier ser humano puede encontrar en el texto la voz íntima de su propia alma: alegrías, pecado, soledad, y al final, oración esperanzada...

"Este profeta, entre las reprensiones que hace, las instrucciones que da y las amenazas futuras que anuncia al pueblo pecador, profetizó sobre Cristo y sobre la Iglesia (...) muchas más cosas que los otros. Tan es así, que algunos dicen que es más evangelista que profeta". De civitate Dei, S. Agustín.

"El libro de Isaías nos ha llegado como una unidad literaria que la tradición judía y cristiana atribuye al gran profeta Isaías. De éste se dice en el libro del Eclesiástico que vivió en tiempos de Ezequías, rey de Judá (727-698 a.C.), "vio los últimos tiempos y consoló a los afligidos de Sión", es decir, a los desterrados a Babilonia". Sagrada Biblia. Tomo 4: Libros proféticos. EUNSA.

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